miércoles, 6 de mayo de 2020

El desalmado.

¿De qué modo se puede sacar el alma? preguntóse. La noche no era fría su vida sí y congelaba su entorno era un pesado bloque de hielo resbalando por las escaleras rodando hasta la puerta.

Para sacarme el alma primero tendría que tener una. Corrigióse. Pasada la puerta el bloque de hielo de a pocos se descongelaba retomando su imperfecta y abominable forma humana. Un acto de bondad, un desprendimiento personal en favor de otro demostraría que sí tengo un alma. Pronto se le desvaneció la idea de la bondad "todo acto de bondad es una demostración de poder" retumbó en su ser, vaya miserable predicamento.

No tenía muchas opciones porque no fue ni a sido nunca una persona para tratar y convivir con otras personas, las detestaba incluso a su madre. Una buena mujer que tuvo la desgracia de parir un ser desprovisto de filiación y lazos familiares. No obstante, allí yacía, con ese ruin y miserable predicamento. Algunos gallos comenzaron el anuncio que la noche daba paso al día debía de decidir ya.

Si no tengo alma, ¿entonces porqué me importa que sufra? Toda mi vida interior siempre a sido una masa derretida y fétida. Corrió de vuelta a la puerta arrancó una hoja del libro que llevaba buscó y subrayó con hojas de yanten que crecían en la entrada la frase elegida y pasó la hoja por debajo de la puerta. El cielo ya clareaba al compás de los gallos volvió a correr antes de que las calles comiencen a ser transitadas.

Horas después la mujer que lo parió y lo amó sin importar lo que le hizo encontró la hoja del libro al filo de la puerta algunas hormigas subían y bajaban entre las leves arrugas de la hoja exitadas por los restos del yanten. Con las dificultades propias de la edad a duras penas pudo inclinarse para levantar la hoja que esperaba por ella intentó leerlo pero su visión estaba tanto o más trajinado y cansado que su cuerpo.

Allí quedó la hoja y un tiempo después también el cuerpo inerte de la madre que falleció extrañando al hijo que parió desalmado. Un sobrino lejano levantó la hoja el día del entierro y notó un color medio verdoso debajo de unas palabras que a tenor decía:

"El camino recto y real del amor no tiene una medida exacta ni igual al de los que lo profesan y entregan pueden partir de igual forma pero no toman la misma vía ni se demuestran de la misma manera" 

Fin. 

"

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