jueves, 29 de agosto de 2019

¿La era final? Un planeta abandonado.

Durante años - demasiados - cuando se hablaba de la tierra -planeta tierra- siempre era desde una perspectiva exógena y sus bondades naturales no se percibían ni remotamente perecibles. Es decir que, el principio de conservación de sus bondades no existió hasta casi finalizado el siglo XX si bien ya había aparecido los primeros grupos y organizaciones de personas preocupados por el deterioro ambiental que se empezaba a evidenciar no lograban consolidar en la sociedad el ideario de un planeta - el nuestro- ya en un latente peligro medio ambiental.

Todos los científicos y especialistas en el estudio y desarrollo de tecnologías para revertir el calentamiento global y sus terribles consecuencias coinciden -por lo menos los que yo he oído- en que todo lo que hoy se hace por tratar de salvar el planeta debió comenzar unos cien años antes o más, pero cien años atrás el humano estaba abocado a domar e imponer su auto destructiva voluntad a un planeta que no pudo nunca defenderse de este pertinaz y compulsivo destructor, ya huelga hacer recuentos de cómo la industrialización aceleró drásticamente el asesinato sistemático de nuestro planeta lo cierto y concreto es que el daño que le hemos ocacionado es prácticamente irreversible lo que no significa que se deje de seguir batallando por su conservación que en buena cuenta es nuestra propia supervivencia.

Pero vamos seamos realistas, hoy en día con toda la información científica con la que se cuenta y que corrobora la contaminación ambiental, el cambio climático y el calentamiento global las potencias mundiales - los principales contaminantes del planeta- y llamados a reducir sus emisiones de dióxido de carbono causante de el efecto invernadero que a su vez trae como consecuencia los cambios climáticos en el mundo, no les interesa, sólo "dicen que sí" en sus grandes reuniones mundiales en las que después de comer y beber de lo mejor jamás se comprometen ni firman acuerdos que vayan hacia esa urgente y necesaria reducción, no les importa en absoluto, de hecho, para la recuperación y reconstrucción de la catedral de Notre Dame tras el incendio que sufrió en Abril de este año donaron en tan solo horas 700 millones de dólares pero para salvar la Amazonía -que sigue ardiendo- pulmón del mundo y hogar de miles de vidas que mantienen el ecosistema esencial para la humanidad sólo dieron 23 millones de dólares y encima el terrorista ecológico presidente del Brasil Jair Bolsonaro no piensa aceptarlos porque -así dice- no a recibido disculpas públicas del presidente de Francia por entripados personales que en nada debería de afectar la -miserable y exigua- ayuda económica para combatir el fuego que arrasa imparable la selva de Brasil, Bolivia, y de Paraguay.

Las consecuencias de esta hecatombe ecológica serán de proporciones como nunca antes se había visto y vivido, ya llegarán. El planeta Tierra, nuestro planeta está abandonado y destruido por la peor de las bestias que la habitan. Nosotros los seres humanos.




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