martes, 10 de septiembre de 2019

(Yo y nadie más) Señora K.

Daniel Salaverry suelta un misil que golpea a los Cuellos Naranjas, sí. Un misil que lanzado en el momento preciso -desde mi punto de vista- posiblemente los hubiera aniquilado y nos hubiera ahorrado un poco el desangramiento político y social que se inició con la negación -estúpida y soberbia- de Keiko Fujimori para aceptar que perdió (otra vez) la presidencia de la república en las elecciones del 2016.

No obstante, tuvo la más grande mayoría de congresistas en el hemiciclo -dicen de toda la historia republicana de nuestro país- es decir un poder absoluto en el manejo del congreso pero también para impulsar y sacar leyes acordes a las necesidades de los demás necesitados y cimentar una economía en trabajo conjunto con el ejecutivo pero sus revanchismos y venganzas la anularon como una lideresa para la población, en vez de ello, empezó a complotar con su cúpula para destruir el país ¿por qué esa delectación compulsiva y destructora del país? -yo sostengo- no pudo soportar la traición de Kuczsynski. El viejo lobbista era un candidato para dispersar el voto y endosarlos a Keiko Fujimori en la segunda vuelta, para eso postuló en las elecciones del 2011 y así lo hizo aunque Fujimori igual perdió ante Ollanta Humala. Esa fue su segunda derrota a pesar que todas las encuestas la daban como favorita y en el primer lugar, sólo faltando una semana antes de la segunda vuelta sinceraban las cifras y lo cierto y concreto es que Keiko Fujimori jamás obtuvo -en las dos campañas electorales- más respaldo que el 34% de la población, dicho sea de paso, ese siempre fue el histórico voto duro que dejó su padre el dictador y socio durante la dictadura fujimorista. Keiko Fujimori nunca pudo revertir ese 34% de apoyo heredado lo demás fueron encuestas compradas para tentar levantar su candidatura algo que jamás consiguió.

Es en ese contexto que por esas extrañas circunstancias se encuentra con Kuczynski -su aliado, sin más funciones que entregarle sus votos- en la segunda vuelta del 2016. Ella estaba segura que PPK su incondicional aliado iba a declinar seguir compitiendo en favor suyo, pero no fue así, a diferencia de las elecciones del 2011 esta vez Kuczynski no sólo no le endosó sus votos sino que decidió ganarle la presidencia de la república -lo consiguió gracias al llamado público de Verónika Mendoza a sus votantes a que elijan por Kuczynski- se sintió traicionada además de que aseguró que le habían robado la presidencia. Ese fue el comienzo de la destrucción sistemática al gobierno de Kuczsynski con esa apabullante mayoría lo hizo y con la destrucción de Kuczsynski también destruyó los cinco años en detrimento de los más pobres.

Ahora también sabemos que tenía los mismos planes para Vizcarra quien al asumir la presidencia se reunió hasta tres veces con ella y al comienzo fue su bancada la que lo apoyó aunque pronto Vizcarra avisoró el peligro de estar en migas con el fujimorismo.

Salaverry hoy nos comunica algo que si bien abona en el deterioro de los Cuellos Naranjas no los aniquila por una sencilla razón, la promotora de esa vacancia -la de Vizcarra- hoy está con prisión preventiva su bancada está quebrada en esa medida ya no surte más daño a su imagen frente a la población porque con todo lo que a hecho y generado más deteriorada me resulta imposible. La reflexión que me suscita -más allá de posibles escenarios venideros por esta crisis- es que no es la política que trae los males es la estructura sistemica en la que se sostiene la que la pervierte entonces es urgente virar el sistema que hoy impera porque sino lo hacemos la señora K y su organización criminal como un cáncer puede hacer metástasis en nuestro país. 

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