sábado, 21 de marzo de 2015

Realidades, no teorías ni creencias.

Estigmatizar y condenar a toda mujer sean jóvenes o adultas, peor aún, si son niñas. Porque hayan optado por abortar o porque vayan a hacerlo ya sea por decisión propia o por necesidad de su corta edad o por una enfermedad congénita mortal del feto que ponga en riesgo su vida, endilgándoles toda la crueldad y bajeza que pueda existir en un ser humano por hacerlo llamándolas asesinas es perverso retrógrada ignorante e hipócrita.

Las personas que lo hacen -mujeres y hombres- se atribuyen -patética y estúpidamente- todos los conocimientos científicos y médicos. Sí, aunque cueste creerlo. Así buscan sustentar la tesis ya bastante manoseada en dónde se sugiere que una mujer una vez fecundada ya lleva una vida como la conocemos dentro de sí. Tesis por cierto, exacerbada por la facción dogmáticamente conservadora del catolicismo como el Opus Dei a la que se les a sumado los llamados testigos de Jehová - y otras sectas religiosas ultra conservadoras y de gran poder económico-

Hasta el momento en que escribo este artículo la comunidad científica cuánto la médica todavía no llegan a un consenso acerca del tema y tienen opiniones divergentes sobre lo que no es más que una teoría. Mientras tanto estas facciones reaccionarias y cavernarias del catolicismo encuentran personas que por "temores divinos" o por particulares intereses económicos y políticos colaboran con ellos en la divulgación del escarnio y la humillación para estas mujeres por no aceptar un embarazo no deseado fruto en la mayoría de los casos de execrables violaciones sexuales o por la inexperiencia e ignorancia en la iniciación de su vida sexual o por llevar dentro de ellas como ya expuse un feto que de antemano ya se sabe que nacerá muerto.

En cualquiera de los casos, se ven forzadas a recurrir -las que no tienen ningún recurso económico- que son la mayoría a centros médicos de dudosa calidad regentadas por personas sin acreditaciones médicas y que por lo tanto no están capacitadas a ejercer tales operaciones además de hacerlo en  ambientes totalmente insalubres en dónde estas mujeres terminan muriendo paradójicamente para no morir socialmente bajo el cruel señalamiento de estos credos y sus obtusos representantes que azuzan a la sociedad para fustigarlas marginarlas y criminalizarlas.

Si bien tienen que asumir su responsabilidad, -como todos- por sus actos. No es justo ni es sano para una sociedad que se dice solidaria e integradora, marginar y hostilizar a estas mujeres que de hecho ya sufren un tremendo e irreparable daño psicológico por ser víctimas de violaciones sexuales y aún más en aquéllos lugares en dónde se practican un aborto. Las de estatus económicos altos lo harán en exclusivas clínicas particulares con la asepsia debida pero el daño psicológico es el mismo.
Es decir, es un tema de salud pública y el estado esta obligado a tener políticas que defiendan y acojan a las mujeres niñas adolescentes adultas que opten por un aborto si consideran que su vida sus estudios sus justos derechos a sus proyectos de vida futura se estén vulnerando y obstruyendo por causa de estos embarazos no deseados.

Quedarse callado impávido e indolente ante las arremetidas de las facciones ultra conservadoras religiosas que lo único que han hecho hacen y harán es esparcir odio nos hace cómplices y tan canallas y desalmadas como estas.

Yo estoy en pro de la vida, pero sobre todo, en pro de la libertad de cada persona en elegir lo que es mejor para su vida. En ese contexto ya es momento de buscar, de generar,  nuevos y mejores sistemas de convivencia.

" LA VIDA CON TENERLA NO BASTA PARA QUE SEA DIGNA Y DE CALIDAD "






        

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